jueves, 9 de octubre de 2008

Polvos con amor


Tengo el firme convencimiento de que si el hábito no hiciera al monje, los monjes dejarían de usar hábito. Aunque parezca una soberana (hereditaria) tontería, he tardado 26 años en parir este pensamiento. Otros, sin embargo, con un rápido movimiento de dedos, crearon luz para el resto de los siglos. Lo que unos hicieron chamizo en una vida, otros en un parpadeo dejaron como templo. Mediocres, nos  dedico este faro.

Amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;

mas no, de esotra parte, en la ribera, 
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama el agua fría, 
y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido, 
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo.

No hay comentarios: