La frase, que no deja de tener su miga, es del británico Arthur C. Clarke. Quizá muchos de vosotros lo conocéis por haber sido el escritor, en 1968, de 2001: Una odisea espacial. Pero fue algo más que un tonto juntaletras. Fue un científico que ayudó a desarrollar sistemas de navegación espacial; de hecho, hay una órbita que lleva su nombre.
Además de invitaros a que volváis a ver la película de Kubrick, os dejo sus tres leyes, no tan famosas como las de la robótica, pero que también sirven:
- Cuando un anciano y distinguido científico afirma que algo es posible, probablemente está en lo correcto. Cuando afirma que algo es imposible, probablemente está equivocado.
- La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse hacia lo imposible.
- Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.
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