Como no tengo más foro que éste, gritaré aquí. El contenido del siguiente post no es divertido, no es alentador, no es pedagógico y ni siquiera tiene mérito literario alguno. Lo más sabio sería pasar a otra web más interesante, como ésta quizá.
Si hay algo en lo que no creo es en la vida después de la muerte. Me parece no sólo una estupidez, sino una soberana injusticia y un suplicio eterno sólo imaginable por el más tirano de los dioses. Porque lo que somos en vida, nuestro carácter, sentimientos y ambiciones, no es más que la mezcla de carga genética y experiencias acumuladas. Así pues, ¿será nuestro ser ulterior de la misma naturaleza que el actual? ¿Seguirá arrastrando los mismos complejos, frustraciones y desidias motivadas por sus limitaciones anteriores? Me parece que un ser inmortal no puede estar tan condicionado por una contingencia histórico-familiar.
Dejando de un lado el componente tanto biológico como racionalista, condenar eternamente a un ser a convivir consigo mismo por los siglos de los siglos sin que se le permita tener un mundo interior con el que esté alegre y a gusto me parece la salvajada de un demente. Pero si éste cambiara, ¿qué quedaría del primer ser? Nada.
Y una vez soltado el discurso, ya puedo empezar a pensar.
3 comentarios:
Hombre, yo tomo como referencia la película de el día de la marmota. La mejor forma de llevar la eternidad es haciendo las cosas bien, de manera que te llenen, encontrar tu camino, así la eternidad es menos cansina.
Contaba Borges en un cuento que era al revés, que en el ciclo del ser, hasta alcanzar una especie de nirvana, había que completarlo todo. Los seguidores de esta secta, histriónicos los llamaba, abogaban por la depravación para que, en el futuro, se alcanzara la virtud.
Groucho Marx decía "todo el mundo debería creer en el algo; yo creo que me tomaré otro vaso". Pues si Groucho dice Jesús, yo digo, amén.
¿Llegaron a exorcizar a Borges?
Que ricas las avellanas.
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