El entrismo marichalero

Para el que no lo sepa, el entrismo era una estrategia que empleaban los comunistas durante el Franquismo consistente en infiltrar a elementos del partido en la administración, especialmente en los sindicatos verticales.

La idea era clara. Pegando tiros en el monte no conseguiremos nada, pero si nos infiltramos en el sistema podremos ayudar mejor a los trabajadores y conseguir la información que siempre llevan consigo los que manejan las manecillas del reloj estatal.

Los actores Amaia Salamanca y Fernando Gil

Toda esta chapa era para justificar lo que considero una genialidad del movimiento republicano español, que ha logrado una acción reivindicativa que supera, de largo, a la Revolución Gloriosa de 1868, el atentado anarquista contra Alfonso XIII o la quema de fotos reales. Se trata de la serie sobre el primogénito de los jefes de Estado y la periodista que presentaba las noticias de la Primera. Los personajes son retratados de manera ridícula, son caricaturas. El Borbón con más poder aparece como un completo retrasado, como un calzonazos con raptos de grandiosidad y que viste un chándal que haría avergonzarse a cualquier prejubilado. La descendiente del rey que echaron de Grecia es retratada como una manipuladora implacable, con delirios de histerismo callado, que maneja su servicio secreto (todos tienen servicio secreto en la serie, supongo que hasta Froilán) para saber hasta la hora en la que desayunan sus hijos.

Como siempre, el pobre hombre que se casó con la primera de las hijas de los inquilinos de La Zarzuela es ridiculizado y pintado como el único con problemas de idiocia en esa particular familia.

Los actores que interpretan al jefe de Estado, a su mujer, a su hijo y a su nuera.

Y, como telón de fondo, una historia de amor al estilo Disney que haría vomitar de asco a un pony adolescente. Eso sí, es una comedia acojonante. De verla y no parar de reír. Se la recomiendo a todo el mundo, especialmente a los sorianos.